Rafael cumple por fin su deseo de visitar su pueblo natal, Cela, en compañía de dos amigos de la residencia que no dudaron en apuntarse a la cita, para disfrutar de una mañana en la que los recuerdos afloran en la memoria de Rafael, después de tantos años de añoranza.
.Nada más llegar,nos topamos con la plaza de San Juan; Rafael asegura que ha cambiado bastante, y contempla el lugar y sus alrededores.
.De camino a la conocida Balsa de Cela, un vecino nos sorprende y pregunta por nuestra identidad; charlamos durante unos minutos...¡muy simpático,por cierto!
. Llegamos a la Balsa: Rafael vive momentos de recuerdo en el que se mezclan melancolía y alegría, ¡parecía muy impresionado!
. El sol nos hizo pensar en tomarnos un cervecita; elegimos un bar próximo y de confianza, ¡qué ganas de llegar!
. Rafael ,ensimismado, miraba con descaro sin poder quitar la vista...nosotros, ansiosos por una caña...¡que fresquita!
. José, compañero de Rafael del centro, reconoció a la camarera, resultaba ser una vieja conocida, nunca mejor dicho...,¡el mundo es un pañuelo!
. ¡Recargamos las pilas y nos disponemos a emprender la marcha!
. Era inevitable contemplar de nuevo la Balsa: allí se encontraban varios jardineros haciendo sus labores para el mantenimiento de la misma, Rafael no se cansa de mirar...
. Llegamos a la casa del padre de Juanma...
. Los recuerdos siguen siendo protagonistas de la conversación...¡cómo pasa el tiempo!
. Una foto no podía faltar...
. Decide acompañarnos a la salida; siguen recordando personas y lugares en común...
. Los cortijillos es el nombre de las casas recogidas en esta zona; tampoco podía faltar esta foto...
¡No hay palabras para describir la hospitalidad con la que nos han recibido!
¡Muchas gracias por todo,volvemos a casa con muy buen sabor de boca!
¡Rafael prometió volver...seguro que será muy pronto!
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